Surcando las manos maduradas de los obreros y los niños de
dedos largos, abrimos la boca sin pronunciar palabras, inventando una
herramienta distinta al lenguaje. Ésta es la idea, pero idea, necesariamente
intuitiva. Cosechamos sin sembrar en el lugar correcto, sobreviviendo de ésta
extravagante manera a la radiación, conociendo al Señor Lenguaje después de luchar
contra las manías estúpidas de control político, botánico, artístico, ciempiés
de polvos adictivos, enfermedades de caridad, sumillas y argumentos.
Detectamos desde que abrimos la boca e intentamos liberar
tensiones, en ése breve ímpetu traicionero acorralamos al agente secreto de la
zona enemiga. Humillado en su propio juego cantó todo; nos enseñó que su jefe,
el Lenguaje, era solo más de lo mismo (solo que divinizado): un jefe
monopolizador de monopolios de expresión involuntaria.
Actualmente, pertenecemos a la zona afásica, y encontramos a
nuestros ancestros, pues desde que el hombre descubrió a Lenguaje, ha intentado
librarse de él por medio del arte. Es una obviedad, pero los niveles de
dificultad propuestos por organismos gubernamentales, infectados por éste jefe,
nos bombardean diariamente. Cuando decimos toda esta experiencia, el programa
de defensa parasitaria surte efecto, vemos a esos viejos, a los que nosotros
sabemos, utilizan como putas, riéndose de nosotros, levantando manuales o
poemas siempre inservibles. Ustedes reaccionan con humor ante nuestra línea de
defensa?, ustedes que todas las noches llegan y consumen los refritos que sus
héroes escribieron, y besan el culo de agentes encubiertos, y rompen niños al
obligarlos a leer aquellos cuentos, impresos en serie?. No, ustedes son los
muchachitos inteligentes del “vete al desvío”, y comprenden perfectamente, no
les parece desconocido lo planteado, ni el hecho de vernos las caras cuando se
nos acaban las palabras y preferir callar.
El reino es de otro rubro, en él descubrimos que somos polis
de aquí, como tu y como alguien más, y aceptamos el trabajito sucio, catalogar
los reiterados intentos por dañar el lenguaje humano, como si un viejo beat nos
indicara una falsa puerta, a veces no tan falsa como la dibujan en las paredes.
Si te unes, muchas aves de rapiña, snobs adictos a ser la mascota de una
ideología (falso porque es discurso, lenguaje), colas de cables eléctricos; te
darán la bienvenida, pues todo el mundo, construido en base a necias verdades y
a monumentos, y a la dulce historia de la vida –lietralmente literal, es decir,
falsa y ofensiva; son miembros de un sistema inmunológico de palabras al cuál
tú te opondrás.
Y los Super-hombres son los ogros, herederos de las pastillas
de metamorfosis, del ritmo incuestionable (pues no abandonaremos el ritmo
nunca, pero éste será el de un Ogro, o un caracol), de las tribus africanas
carentes de un “yo”. Proclamaremos no
solo la libertad de casilleros métricos, pues esto nunca fue lo que
necesitábamos… sino la independencia de la estructura misma, de los discursos
de poder, del utensilio, de las palabras en sí. Entendemos, que el tiempo de
duración de miles de movimientos literarios, es el tiempo en el cuál una poesía
brillante se resiste a la mierda, a la neurosis de sus creadores (que solo en
trance, a veces, no se encuentran completamente contaminados)
Ya nos perfilamos, los afásicos correteando en las aceras, doblandolo
todo, sometiendo con nuestra reveladora navaja al Señor Lenguaje; en tu idioma:
sorbiendo el camino en vez de andarlo; cantando, sin labios.